2011-10-30

Pequeño concierto para el ser humano


La porquería campea a nuestras espaldas
Y sobre el vaso la herrumbre del olvido
Hace suya la sed de tristeza
Mientras mirando al fuego
Recuerdo la combustión de las almas
Ya sabes, esa suerte de magia metafísica
Que es la sombra de la mujer hecha la del hombre
Y viceversa
La mierda nada olímpicamente sobre el río
Que dice bañar hasta limpiar los corazones
Nada Todo es mentira
Porque nada es limpio más allá de la mirada
Y aunque la porquería seguirá campeando
Sobre el páramo de nuestros días
Y el odio
El rencor
La desesperanza
Y el hastío seguirán existiendo
Por fortuna, a la vuelta de esa esquina
De esta vida cada vez más hipócrita
Existirán la sonrisa del niño
El andar de la mujer
Y la dignidad del hombre
Existirá, ser humano, algo en qué creer.

2011-10-27

Sylvia Plath - "Daddy"


"Daddy", incluido en "The Colossus" (1960), es un poema punzante. Directo como un jap, pero agridulce por momentos. En éste, Sylvia despedaza cada uno de los resquemores hacia su padre por una pronta (e involuntaria) partida y por el carácter autoritario que -según biógrafos- él tenía.

Les dejo el texto del poema en inglés y en español, pero, sobre todo, les dejo este furibundo poema leído por la mismísima Sylvia. Un lujo con el cual, advierto, podrían ahogarse.

Diclaimer: This poem could "dance and stamp on you".




DADDY

You do not do, you do not do
Any more, black shoe
In which I have lived like a foot
For thirty years, poor and white,
Barely daring to breathe or Achoo.

Daddy, I have had to kill you.
You died before I had time---
Marble-heavy, a bag full of God,
Ghastly statue with one grey toe
Big as a Frisco seal

And a head in the freakish Atlantic
Where it pours bean green over blue
In the waters off beautiful Nauset.
I used to pray to recover you.
Ach, du.

In the German tongue, in the Polish town
Scraped flat by the roller
Of wars, wars, wars.
But the name of the town is common.
My Polack friend

Says there are a dozen or two.
So I never could tell where you
Put your foot, your root,
I never could talk to you.
The tongue stuck in my jaw.

It stuck in a barb wire snare.
Ich, ich, ich, ich,
I could hardly speak.
I thought every German was you.
And the language obscene

An engine, an engine
Chuffing me off like a Jew.
A Jew to Dachau, Auschwitz, Belsen.
I began to talk like a Jew.
I think I may well be a Jew.

The snows of the Tyrol, the clear beer of Vienna
Are not very pure or true.
With my gypsy ancestress and my weird luck
And my Tarot pack and my Tarot pack
I may be a bit of a Jew.

I have always been scared of *you*,
With your Luftwaffe, your gobbledygoo.
And your neat mustache
And your Aryan eye, bright blue.
Panzer-man, panzer-man, O You---

Not God but a swastika
So black no sky could squeak through.
Every woman adores a Fascist,
The boot in the face, the brute
Brute heart of a brute like you.

You stand at the blackboard, daddy,
In the picture I have of you,
A cleft in your chin instead of your foot
But no less a devil for that, no not
Any less the black man who

Bit my pretty red heart in two.
I was ten when they buried you.
At twenty I tried to die
And get back, back, back to you.
I thought even the bones would do.

But they pulled me out of the sack,
And they stuck me together with glue.
And then I knew what to do.
I made a model of you,
A man in black with a Meinkampf look

And a love of the rack and the screw.
And I said I do, I do.
So daddy, I'm finally through.
The black telephone's off at the root,
The voices just can't worm through.

If I've killed one man, I've killed two---
The vampire who said he was you
and drank my blood for a year,
Seven years, if you want to know.
Daddy, you can lie back now.

There's a stake in your fat, black heart
And the villagers never liked you.
They are dancing and stamping on you.
They always *knew* it was you.
Daddy, daddy, you bastard, I'm through.



PAPI

Ya no, ya no,
ya no me sirves, zapato negro,
en el cual he vivido como un pie
durante treinta años, pobre y blanca,
sin atreverme apenas a respirar o hacer achís.

Papi: he tenido que matarte.
Te moriste antes de que me diera tiempo…
Pesado como el mármol, bolsa llena de Dios,
lívida estatua con un dedo del pie gris,
del tamaño de una foca de San Francisco.

Y la cabeza en el Atlántico extravagante
en que se vierte el verde legumbre sobre el azul
en aguas del hermoso Nauset.
Solía rezar para recuperarte.
Ach, du.

En la lengua alemana, en la localidad polaca
apisonada por el rodillo
de guerras y más guerras.
Pero el nombre del pueblo es corriente.
Mi amigo polaco

dice que hay una o dos docenas.
De modo que nunca supe distinguir dónde
pusiste tu pie, tus raíces:
nunca me pude dirigir a ti.
La lengua se me pegaba a la mandíbula.

Se me pegaba a un cepo de alambre de púas.
Ich, ich, ich, ich,
apenas lograba hablar:
Creía verte en todos los alemanes.
Y el lenguaje obsceno,

una locomotora, una locomotora
que me apartaba con desdén, como a un judío.
Judío que va hacia Dachau, Auschwitz, Belsen.
Empecé a hablar como los judíos.
Creo que podría ser judía yo misma.

Las nieves del Tirol, la clara cerveza de Viena,
no son ni muy puras ni muy auténticas.
Con mi abuela gitana y mi suerte rara
y mis naipes de Tarot, y mis naipes de Tarot,
podría ser algo judía.

Siempre te tuve miedo,
con tu Luftwaffe, tu jerga pomposa
y tu recortado bigote
y tus ojos arios, azul brillante.
Hombre-panzer, hombre-panzer: oh Tú...

No Dios, sino un esvástica
tan negra, que por ella no hay cielo que se abra paso.
Cada mujer adora a un fascista,
con la bota en la cara; el bruto,
el bruto corazón de un bruto como tú.

Estás de pie junto a la pizarra, papi,
en el retrato tuyo que tengo,
un hoyo en la barbilla en lugar de en el pie,
pero no por ello menos diablo, no menos
el hombre negro que

me partió de un mordisco el bonito corazón en dos.
Tenía yo diez años cuando te enterraron.
A los veinte traté de morir
para volver, volver, volver a ti.
Supuse que con los huesos bastaría.

Pero me sacaron de la tumba,
y me recompusieron con pegamento.
Y entonces supe lo que había que hacer.

Saqué de ti un modelo,
un hombre de negro con aire de Meinkampf,

e inclinación al potro y al garrote.
Y dije sí quiero, sí quiero.
De modo, papi, que por fin he terminado.
El teléfono negro está desconectado de raíz,
las voces no logran que críe lombrices.

Si ya he matado a un hombre, que sean dos:
el vampiro que dijo ser tú
y me estuvo bebiendo la sangre durante un año,
siete años, si quieres saberlo.
Ya puedes descansar, papi.

Hay una estaca en tu negro y grasiento corazón,
y a la gente del pueblo nunca le gustaste.
Bailan y patalean encima de ti.
Siempre supieron que eras tú.
Papi, papi, hijo de puta, estoy acabada.

2011-10-26

The Radio Dept. - "Strange things will happen"



¡Qué decirles! Casi lloro...





"Today was a pretty day
No disappointments
No expectations on your whereabouts
And oh, did I let you go?
Did it finally show that strange things will happen if you let
them?

Today I didn't even try to hide
I'll stay here and never push things to the side
You can't reach me cause I'm way beyond you today

Today was a pretty day
Autumn comes with
These slight surprises where your life might twist and turn
Hope to unlearn
Strange things will happen
If you let them come around and stick around

Today I didn't even try to hide
I'll stay here and never push things to the side
Today I didn't even look to find
Something to put me in that peace of mind
You can't touch me cause I'm way beyond you today"

2011-10-18

Clase de biología


No es coincidencia que el hígado, ese órgano relacionado con la furia y el enojo, se alimente y regenere sus células con la glucosa (el dulce).

Esto de la Hepatitis A que me dio, al menos, dejó una buena lección de biología aplicable a la vida.

2011-10-14

Ad infinitum


Ayer murió tío Jesús. Ese tipo capaz de regalarte una sonrisa en todo momento y la paz que brindaba su sola presencia. Y sí, lo sé: cada que muere alguien no se hace sino hablar bien de esa persona. Pero esto es distinto. Es distinto porque -insisto- era un ser humano que sólo irradiaba buenas cosas, que te atendía en su casa del Cusco (ahí y en cualquier otro lugar del planeta) con todo el cariño del mundo, engriéndote con sus buenos tratos y suculentas comidas. El hombre que prefirió hallarse en sus principios y no perderse en la cochina corrupción (que, entre otros, pretendió comprarlo con un inmueble en plena Plaza de Armas). Un caballero de aquéllos. ¡Cómo le dio justicia al nombre que le pusieron! ¡Cuánta nobleza!

Se fue mi tío abuelo y ya no nos sentará a todos sus invitados en su sala, prendiendo el Blue Ray para hacernos escuchar lo fabuloso que es la música clásica, sin ninguna otra pretensión que hacerte disfrutar y sentir la música con tanta fruición como la que él experimentaba. Se fue para mi abuela, su hermana, cuyo llanto al enterarse de la noticia fue un desgarro. Se fue para mi tía abuela, quien con voz lastimera me dijo: "Es duro, Giancarlito. Venir a casa y no encontrar a tu compañero, tu amigo, tu confidente, tu esposo... Tu amor. Deja un gran vacío". Se fue para mí, que disfrutaba tanto de nuestras conversaciones e intercambio de sentires respecto de la música. Se fue para todos los que le quisimos. Que le queremos. Tuve la suerte, hace unas semanas que conversamos, de poder decirle que lo quería mucho. Ambos nos dimos un abrazo por el teléfono, estoy seguro.

Se fue un hombre al que hasta hoy admiro (y admiraré), un modelo a seguir. Partió, pero si es mucho lo que se llevó, enorme es lo que deja: nobleza, sensibilidad y decencia. Y si no te lo dije nunca, Jesús, tienes que saber que agradezco (de todo corazón) tu existencia.

Y hasta que algún día en el tiempo te alcance para escucharla juntos, tiíto y amigo mío, aquí la pieza que por poco no llegué a mandarte en vinilo:



2011-10-12

Cambio de piel


¡Vaya suerte! Apenas salía de la Hepatitis A cuando me agarra una buena dermatitis a mi pobre rostro. Dicen que una de las causas es el estrés. Cuando la doctora me dijo eso, repliqué: "¿Estrés? ¿Yo? ¡Pero si me encanta trabajar, doctora!". Claro, ahí no estaba el problema, sino en la respuesta a la segunda pregunta: "En promedio, ¿cuántas horas trabajas al día'". Evidentemente, fui cruelmente destruido. Tengo que parar la mano, dice.

Hoy por hoy, eso ya no es tanto un problema, pues renuncié a mi trabajo para terminar mi adorada y (con orgullo, sangre, sudor y lágrimas) consciente tesis. Y aunque esto no es sino otro de los pesos que cargo en la mochila existencial de mi vida, puedo soportarlo porque falta poquito y me da satisfacción decir que el esfuerzo ha valido de la pena.

Y, claro, a propósito estos sinsabores que te deja el azaroso devenir de la vida, siento que he cambiado de piel en otros aspectos. Hoy, venía caminando, escuchando música con otro semblante, tranquilo y hasta contento con una canción con la cual me identifico por estos días: "Nunca es nunca", de Siddhartha:



La canción, en realidad. es una excusa para decir que ando deshabitando vacíos, dejando atrás lo que pensé nunca dejaría: la hermosa relación que tuve con mi más próxima ex. Y sí, parte de la terapia y de la realidad de mi dicho de haber dejado atrás el dolor de haberle perdido es que hoy mismo postee esto, pues tras poquito más de 2 años de haber terminado -confieso- ella no había salido totalmente de mi vida. Estaba en una que otra mañana, tarde o noche y en las lágrimas de hace un buen tiempo. En la película del otro día, en la canción de hace 5 minutos y en muchas otras cosas. En mis conversaciones.

El problema con ello no es que haya persistido en evocarla en distintas oportunidades, sino que lo haya hecho con amor y, colateralmente, pensando que alguno de estos días del año o de los que están por venir ella y yo terminaríamos juntos. Esto, creo, proviene de idealizar lo que tuvimos. Y es que si bien fue espectacular (algo por lo que le estaré eternamente agradecido), cuando uno recuerda una relación que en algún pasaje se quebró (y aún siente algo), tiene que recordar tanto lo bueno como lo malo. No es ser pesimista, sólo se trata de ser equilibrado. Ningún extremo es bueno.

Tras 2 años de haberle dado en gratuito usufructo mi corazón, puedo decir (con las pelotas que no tuve hasta hace cierto tiempo) que ya pasé la página y que, aunque a veces uno quiera cegarse, las cosas no serán las mismas nunca más. Mejores o peores, pero nunca igual (grueso error el mío). Nada más infantil que darle la espalda a la realidad.

Así, el cambio de piel no sólo se da por fuera, sino por dentro. Esta vez no por estrés, sino por la firme convicción de que lo que fue no es más.

Au revoir.