Hoy es el comienzo del final. Hoy se termina el 2009 y se abre otro año más. El 2010 llega y se construye sobre los escombros de este año que pasó. Bueno, eso de escombros se lee un poco hardcore, ¿no? Tampoco es que el 2009 haya sido atroz. De hecho tuvo cosas malas: una zurda, enorme e irreparable pérdida (no hablo de muerte, por si acaso) y otros momentos no tan gratos. Sin embargo, pues por mi forma de ver la vida, trato de sacar una lección de todo, de verle el lado más bueno a las cosas. Creo que por más jodido que sea lo sucedido, pues algo bueno se encuentra. Por ejemplo, este año que se va tuve los bolsillos llenos sólo de pelusas o boletos de combi deshechos por las lavadas. No obstante, me sentí un hombre rico. Antes que un año de indigencia, prefiero verlo como un año de "curso de supervivencia". Así es: me he vuelto un ranger, un Rambo (de carnes no tan esculpidas, claro). Y, bueno, de veras que si algún día me toca tener opulencia o algo más que comodidad, pues creo que sabré que esas cosas van y vienen, que el amor, la amistad y muchos otros sentimientos más son las cosas que realmente llenan en la existencia de un hombre. Que uno tiene que ganar sus "chivilines", claro que sí, pero teniendo en cuenta que cultivar el alma es preciso y necesario.
Así están las cosas. Como que luego que la vida te ha tratado con furia (bueno, tampoco es que mi vida haya sido una tragedia, eh... Lo digo en sentido figurado), pues sientes que estás más preparado para lo que viene, como que sientes que el esfuerzo valió y que en realidad no fue tan atroz como pensabas... ¿Cómo explicarlo? Ya sé, como esa espectacular caricatura de Liniers del tobogán. ¿La han visto? Bueno, ésta es:
Bacán, ¿no?
¿No se sienten a veces un poco así? Supongo que sí. Por eso, si están pasando un momento jodido, pues traten de ver a futuro. Luchen por lo que tengan que luchar, sáquense la ñoña y dejen que el tiempo les dé la razón o que les jale las orejas para, con humildad, replantear las cosas.
Desde acá, les envío la mejor de las vibras a quienes me acompañaron este año en persona o virtualmente a través de este blog (gracias por su estoica compañía y lectura de mis pachotadas).
Gracias a todos los que me ayudaron a construir cada pedazo de este año que se va. Gracias a mi familia, amigos y a ti (sí, a ti, aunque te sorprenda). Y, sobre todo, gracias a Dios, que me da tanto, que ya no sé cómo agradecerle.
¡Feliz Año, gente!