Cof, cof, cof (¡Qué cocho estoy!)

Ayer pasaba por Sucre con La Mar. De pronto, por mi cabeza empezaron a rondar imágenes de una cremosa y grasosa salchipapa en "D' mamey". No me resistí y le dije al taxista que me botara justo en esa esquina. Ya ahí, hice mi pedido: mi riquísima salchipapa royal con su Inca Kolita más.

Ver llegar la canastilla de paja con ese mastodonte intimaba. En serio que intimiba; pero, bueno, ya estaba hecho. Luego de mucho tiempo, comería uno de esos deliciosos "menjunges". Sin desparpajo, confieso que hasta raspé las cremas que quedaban con las últimas papitas fritas (ésas que ya frías son un asco). Prendí el pucho que no suelo fumar, pero que por coincidencia le robé a mi amiga antes de volver a casa, y caminé y caminé con dirección a mi "cubil felino", esperando que la caminata y mi tracto digestivo hagan el milagro de no acostarme con la panza llena (¿ya he dicho que me dan horrendas pesadillas cada que duermo con la barriga llena?). No duré ni cinco cuadras y tomé un taxi.

Al despertar al día siguiente, todo andaba bien hasta que llegué al curso que estoy llevando (¡razón por la cual -por la p... m...- no me voy a Cusco, tal como lo tenía pensado!). No pasó ni media hora y me empezó a reventar la cabeza; a fastidiar el estómago y todo eso que ni les cuento. Lo siguiente fue salirme del aula con mis chivas e ir directito a la farmacia. Juro que dije: "Como los machos, aguanto hasta la 1:00 pm.", pero me ganaron las desgranadas arcadas. Casi casi evacúo en el taxi de vuelta a casa. ¡Qué daño!

Podrían ustedes pensar que soy hipocondríaco. Y, bueno, la verdad es que lo soy un poco, pero tampoco es que digas: "¡Qué bruto! ¡Qué hipocondríaco que es este gil!". Les juro que esta vez sí me sentía realmente mal. Y, bueno, el caso es que todo este floro ha sido para calmar la angustia que ha dejado en mi sien la frase de mi hermano: "Ya estás viejo, tu cuerpo no responde igual". ¡Csm! ¡O sea! ¿Ya estoy tan tío? Chester... Lo que dijo mi hermano no ha hecho sino transformarme de hipocondríaco a maniático de la edad.