2008-09-11

Ay, Watanabe, Watanabe...



A más de un año de la desaparición de José Watanabe y circunstancialmente habiéndolo recordado [se lo pasé a mi amiga Maricarmen], dejo una de sus clásicas perlas: "El guardián del hielo". El poema habla por sí mismo, así que sin más preámbulos:



El guardián del hielo

Y coincidimos en el terral
el heladero con su carretilla averiada
y yo
que corría tras los pájaros huidos del fuego
de la zafra.
También coincidió el sol.
En esa situación cómo negarse a un favor llano:
el heladero me pidió cuidar su efímero hielo.
Oh cuidar lo fugaz bajo el sol...
El hielo empezó a derretirse
bajo mi sombra, tan desesperada
como inútil

Diluyéndose
dibujaba seres esbeltos y primordiales
que sólo un instante tenían firmeza
de cristal de cuarzo
y enseguida eran formas puras
como de montaña o planeta
que se devasta.
No se puede amar lo que tan rápido fuga.
Ama rápido, me dijo el sol.
Y así aprendí, en su ardiente y perverso reino,
a cumplir con la vida:
Yo soy el guardían del hielo.


(De: Cosas del Cuerpo)

1 comentario:

maria del carmen dijo...

Ama rápido...estas horas tan solo son utiles para la nostalgia...y el efecto es largo...hay que recoger el cuarzo giani