2010-03-13

Redimirse de los golpes


Estaba escuchando "El boxeador", una de las canciones incluidas en el nuevo disco de Enrique Bunbury: "Las Consecuencias" (2010), cuando me percaté de las posibles intenciones que Enrique tuvo al componer esa canción, intención que, dicho sea de paso, no es la primera vez que usa. Así por ejemplo, la elocuente portada del "Flamingos" (2002), su tercer disco como solista.

A mí siempre me ha llamdo la atención el uso de la metáfora del boxeador (incluso me parece haber escrito algo al respecto), la misma que he encontrado en poesía, narrativa, música y cine, por nombrar algunos. Pero realmente quién entiende a los boxeadores. ¿Les parece lógico que un ser humano entrene y entrene para recibir golpes? ¿No es acaso un justificado indicio de la presencia de psicopatologías?

Yo más bien creo que se trata de una actitud frente a al vida. Veamos. Tienes a la (a veces) muy cabrona (la vida, digo) enfrente, ¿qué diantres puedes hacer? Pues liarte a golpes para que no te masacre. Para eso entrenas. Para eso aprendes día a día, para afrontarla cada vez más preparado:

"Vuelve la mirada y dime qué ves.
Eres el boxeador, entrenando en la playa.
Lanzando ganchos de izquierda al aire
has aprendido a esquivar un ataque"


Y, claro, para lograrlo, a veces necesitas estar solo, solo contigo mismo, aunque suene pleonasmo. Porque uno puede estar solo y no estar consigo. Me refiero a no estar conciente de ello. Por eso es necesaria la introspección. Una suerte de reconocerse. Lo que más o menos él lo dice así:

"Pero en invierno nadie baja a ver el mar.
Ni las gaviotas. No permiten que te acerques a ellas".


Porque de eso se trata la vida del boxeador (el ser humano): preparase sin cesar para afrontar la pelea (la vida), levantarse de las caídas y aprender a anticiparse y saber esquivar:

"Golpea mejor, quien golpea primero.
Levántate antes de que cuente hasta diez...
Que cuente hasta diez.

Las olas que rompen en el arrecife
parece que marcan un ritmo de vals.
El boxeador debe ser un buen bailarín.

Golpea mejor, quien golpea primero.
Levántate antes de que cuente hasta diez...
Que cuente hasta diez".


Y un poco que el secreto es no detenerse, no dejar que el miedo te inhiba, que te deje perplejo ante la andanada de golpes. Si eres lo suficientemente valiente, saldrás airoso. Y alquien, te protegerá:

"Cánsate o muévete. ¡No te pares ahora!
No pensarás que todo fue una broma.
La Virgen de Guadalupe te protegerá...
Te protegerá".


Y es que, al fin y al cabo, quién no ha sido boxeador alguna vez, quién no quiere ser boxeador alguna vez, ése que se prepara en soledad para afrontar la vida, ése que se reivindica con el esfuerzo, ése que, en acto heroico (gane o pierda), siempre resiste estoico. El que con preparación ante el dolor, se redime de los golpes.




Pd: Dedicado a mi brother "Chacla", que anduvo pendinte de qué se publica y qué no en este recoveco virtual.

1 comentario:

LILIANA dijo...

TODOS SOMOS Y NUNCA DEBEMOS DEJAR DE SER BOXEADORES EN Y CONTRA LA VIDA....
LEVANTE Y SI TE CAES VUELVETE A LEVANTAR HASTA Q LOS CORDEROS SE VUELVAN LEONES