2010-06-22

La alegría no es sólo brasilera


El Mundial debe ser una de las cosas que más me gustan en esta vida. Bueno, en sí, el fútbol. El caso es que por estos días ando con fiebre alta, hablando todo el bendito día de fútbol. Menos mal que en mi chamba hay unos cuantos desquiciados que siguen el paroxismo al fútbol debido. Como vaticiné (y ojalá todo siga así de bien para ellos), éste será el Mundial de los sudamericanos. Quiérase o no; se haya inventado en China o en Inglaterra (o en "Zamunda"), el mejor fútbol se jeuga en Sudamérica. ¡He dicho!

Lo que me ha conmovido es el paternalismo (no el argollismo o ayayerismo) de Maradona para con su selección. Es increíble la bondad y familiaridad con la que trata a sus jugadores, sobre todo a Messi, de quien se dice (faltosos, claro) podría ser igual o mejor que Maradona (¿puede en este mundo?). Se han de estar revolcando en sus pesadillas aquellos que, incrédulos, basuareaban a Maradona como técnico, osando tildarlo hasta de burro... ¡¿Cómo carajos no va a saber de fútbol el mejor jugador de la historia?! Insisto: conmueve.

Y hablando de conmover, una selección ha hecho que todos en la chamba hinchemos de mala manera: ¡Uruguay! ¡Qué garra para jugar al fútbol! Entraron raspando al Mundial y hoy han quedado primeros en su grupo. Dignísimo.

Aunque sea peruano y me quede como consuelo hinchar por otro país (espero que todos los sudamericanos pasen y sigan avanzando hasta donde se pueda. Que lleguen a la final Argentina y Brasil y los primeros ganen), pues seguiré emocionándome. Aquí les dejo un artículo buenísimo de Carlos Salas sobre lo de Uruguay... Y es que, en efecto, como dijo el gran Charly: "La alegría no es sólo brasilera... No, no".

Blaos.


"¿Por qué Uruguay es la sorpresa?"

El editor de DT de El Comercio, Carlos Salas, analiza desde Sudáfrica, las razones por las que los charrúas clasificaron a octavos como líderes de grupo

Tipo raro Tabárez. Parecía un personaje inmutable, un robot uruguayo de 63 años programado solo para estar serio, pero hoy está llorando. A mares. Es la conferencia de prensa del Uruguay campeón del grupo A y el histórico ‘Maestro’ solo atina a emocionarse cuando en el auditorio le dicen que en Montevideo ya la gente salió a la calle a festejar lo que no lograban desde el Mundial del 54: ganar su grupo de primera fase. Cuesta creer el inmenso salto que ha dado un equipo que hace menos de un año perdía en Lima contra Perú (1-0). Aquí las razones de su crecimiento.

1) Porque tiene la mejor generación defensiva en años. Quizá no sean apellidos que digan mucho en el Perú, pero Victorino (sobrino de aquel Waldemar que jugó en Defensor Lima), Fucile y Maxi Pereira deben ser cada uno en su lugar de lo mejorcito del continente. Ese trío apoyado por el capitán Lugano garantiza juego aéreo, firmeza defensiva y posibilidades de salir jugando. Delante de la línea cuatro patrulla el ‘Negro’ Pérez, un 5 de 30 años que no tiene la fama de Mascherano, pero –si me permiten- es mejor que él. Muslera no ha recibido un gol en 270 minutos. Y no es suerte.

2) Porque tiene un entrenador de rango y experiencia. Óscar Washington Tabárez fue asistente de Sergio Markarián en Danubio a inicios de los años 80, pero hoy posee vuelo propio y antecedentes de sobra. Hace 20 años dirigió a Uruguay en el Mundial de Italia 90, pero él mismo admite que no supo qué hacer con tanto crack suelto en su plantel. Hoy tiene chicos muy jóvenes y un esquema clásico (4-3-1-2). No fue regular en la reciente Eliminatoria Mundialista, pero en varios pasajes del camino (aunque perdió le dio un baile a Brasil en Sao Paulo) mostró que su equipo tenía pasta. Había con qué.

3) Porque tiene una tradición de equipo temible, aun para los más grandes. Una vez Parreira dijo: “Que me toque el que sea menos Uruguay”. Parreira quería decir que si un equipo del mundo es capaz de no venir bien y tutear a Brasil en el mismísimo Brasil ese es Uruguay. De hecho lo hizo en la Eliminatoria. Es un gen competitivo que se transmite de generación en generación. Desde Obdulio hasta Lugano. Quizá en otras copas del mundo no había un equipo ordenado que sustente la ilusión de pasar, pero hoy tiene base para mostrarle su camiseta a cualquiera e ir por la hazaña.

4) Porque Forlán no es Francescoli. Puede sonar ofensivo para lo que fue Enzo, pero Forlán pasará a la historia del fútbol uruguayo con más suceso que Francescoli. ¿Por qué? Porque hizo mejores mundiales. Enzo tuvo grandes Copas Américas, pero nunca pudo resolver su deuda histórica con la celeste. Forlán también entró con pasos cortos, pero cuando nadie quería patear el penal decisivo en Quito, en el minuto 91, ante Ecuador, Diego dijo ‘acá estoy’ y la clavó en un ángulo (2-1). Desde entonces no es Uruguay. Es el equipo de Forlán".


Fuente: "El Comercio"

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